Es común que nos pregunten o nos preguntemos si nos catalogamos como magos o como ilusionistas, o incluso como mentalistas o artistas...
Siempre he pensado que la preferencia por una palabra u otra tiene más que ver con una pseudo-estrategia de marketing que con el significado de los términos en cuestión. En mi caso, por ejemplo, he preferido mago, pues me parece que es un término más arraigado y conocido. Las connotaciones de ilusionista o artista, por otro lado, me transmiten mucha más calidez y estatus por mi trabajo, pero me resuena un retintín pedante que no me hace estar cómodo...
Más allá del término, de lo que os vengo a hablar es de "qué es ser mago". Para la mayor parte del mundo, ser mago es "hacer juegos de magia a la gente", pero eso se reduce únicamente a la parte visible de nuestro trabajo. En otras disciplinas artísticas el trabajo transciende a la exposición ante el público. El músico es músico cuando compone, el pintor lo es cuando ordena su paleta, o el escultor lo es cuando elige el mármol adecuado.
Me gustaría que este breve post sirviese para expandir un poco más el concepto de "mago", que, como en la foto de más arriba, un mago sigue siendo mago cuando ensaya o busca ideas con un amigo entre grabación y grabación. También lo es cuando estudia, practica, idea o escribe en una habitación oscura de su casa.
Comentarios