Esta entrada será un poco diferente, pues no todo son flores y arcoíris. Como en todos los ámbitos donde se presta un servicio a cambio de dinero, también hay ego, intereses y vanidad. No pretendo dejarme fuera de esos adjetivos, para nada. Todos, de una manera u otra, estamos en esa rueda y una forma de verlo es preguntar a magos profesionales cuáles son los "bolos que quieren hacer". El 99% te dirán lo mismo: "bolos de empresa".
Aquí vienen mis reflexiones... ¿Los bolos de empresa te ayudan a expresarte mejor?¿Te permiten ser más creativo?¿Generan una atmósfera mágica de mayor conexión? No. Lo que subyace es dinero y estatus. Es la magia al servicio del marketing.
Se produce en mi una sensación de desasosiego cuando veo frases del estilo: "Manolito, el mago de las empresas". Suelo pensar: "ya... osea que cambias dos frases del show de la boda y pasas a llamarte el mago de las empresas?". Es obvio que la magia tiene sitio en la empresa, pero muchas veces está difuminada y lo que se busca es transmitir estatus y parecer lo más profesional posible para poder vender los servicios por mucho dinero.
Acabo con el deseo de evitar parecernos a los vedehúmos y los pseudo-psicólogos, pues frases como "aumenta tus ventas con magia", "aprende a leer a las persona con magia" o "coaching con magia" en chavales lampiños de 20 años no ubican a la magia en las coordenadas de disciplina artística, sino en las de herramienta comercial.
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