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CLUEDO

Manuel Oroz fue asesinado la madrugada del 21 de mayo…

 

Manuel Oroz tenía 32 años cuando fumó el cigarrillo que terminó con su vida. Nacido en el seno de una familia pobre en un barrio marginal de Buenos Aires, Manuel Oroz supo de bien joven que su vida no sería sencilla. Soñaba con escapar de allí y buscó ese billete redentor en el mundo de la noche.

 

Manuel Oroz poseía un talento singular para la coctelería: era un excelente catador. Solo con mojar sus labios en cualquier cóctel, era capaz de descifrar hasta los ingredientes más ocultos. Manuel combinaba ese talento con un gusto exquisito y una gran originalidad, por lo que el pub donde trabajaba en Buenos Aires pasó de ser un local humilde sin ninguna proyección a una de las coctelerías de referencia de toda Argentina.

 

Manuel Oroz no podía imaginar que su vida estaba a punto de cambiar cuando un hombre procedente del sur de España entró en el local y se sentó en la barra. Aquel hombre, de aspecto amigable y cálido, miró la carta durante casi 20 minutos y pidió 5 cócteles distintos. Extrañado por esa conducta, Manuel Oroz decidió presentarse a aquel hombre y preguntarle si estaba esperando a alguien más. El hombre esbozó una sonrisa y se presentó. Se llamaba Jota, y regentaba una coctelería en Barcelona llamada Somnia.

 

Jota estaba viajando por toda Sudamérica buscando nuevos sabores para sus cócteles. Rápidamente congeniaron. Manuel Oroz compartió con él no sólo sus creaciones, sino también los ingredientes de los cócteles más destacables de Buenos Aires. Jota no entendía cómo Manuel podía saber tantos detalles de los cócteles de su competencia y decidió preguntar. Cuando Manuel Oroz le mostró a Jota su talento natural como catador de cócteles, los ojos de Jota se iluminaron. ¿Acaso estaba delante de alguien que podía revolucionar Somnia

 

Estuvieron conversando hasta bien entrada la madrugada cuando Jota decidió arriesgarse. Recostados en la puerta del local fumando unos cigarrillos y con los tibios rayos del amanecer acariciando las calles de Buenos Aires, la oferta que Manuel Oroz llevaba esperando toda su vida llegó: viajar a Barcelona para crear sus propios cócteles en Somnia.

 

No le resultó difícil adaptarse a la vida en Barcelona. Al poco de llegar, Manuel asombró a todos los bartenders de Somnia, incluído Hugo, el más veterano de la coctelería, con el que pronto congenió. Las primeras creaciones de Manuel Oroz no tardaron en llegar: el Teddy y el Pennywise, que se convirtieron en los cócteles más pedidos de la carta.

 

Otras coctelerías empezaron a interesarse por ese nuevo bartender argentino de Somnia y su popularidad empezó a crecer. Entre las cualidades de Manuel Oroz no destacaban la lealtad y el compromiso. El duro mundo en el que había crecido le había dejado claro que nunca debes casarte con nadie, que siempre puede haber algo mejor a la vuelta de la esquina... Esa mentalidad exploradora y arriesgada había bañado muchos aspectos de su vida: desde su afición por el juego y las apuestas, hasta sus relaciones amorosas, que no solían durar más de unas pocas semanas.  

Manuel Oroz conoció al jefe del Orient Express en una timba informal de póquer. En ese ambiente relajado, Manuel Oroz le preparó el cóctel que iba a estrenar en Somnia el mes siguiente: el First Kiss. Este cóctel, con una suave base de ginebra rebajada, fruta de la pasión y chocolate, enamoró al jefe del Orient Express, por lo que le ofreció mudarse a su coctelería con un notable aumento de sueldo.

 

Cuando Manuel Oroz le contó a Jota su intención de marcharse, éste se sintió traicionado. El esfuerzo de traerle se quedaba sin recompensa a los pocos meses y, aunque su próximo estreno, el First Kiss, seguro sería un éxito, le entristecía la idea de no poder aprovechar más el talento de Manuel. 

 

Jota fue digiriendo lentamente la noticia durante los días siguientes, y ese sentimiento de traición y pena se fue convirtiendo en una resignación cálida, que albergaba la esperanza de que a Manuel le fuesen bien las cosas en su nuevo destino… La casualidad llevó a Jota a pasar por delante del Orient Express mientras cavilaba sobre este asunto. No pudo creer lo que vio en la puerta: “En junio, Orient Express presenta nuevo cóctel: el Strong Kiss”. 

 

Atónito y enfurecido, Jota no podía tolerar que Manuel Oroz se llevase las creaciones de Somnia a la competencia. Esa puñalada por la espalda era un insulto no solo hacia Somnia, sino hacia él mismo, quien le había cambiado la vida… ¿y así se lo pagaba? No… Esa misma noche, Jota urdió todo el plan. 


El 21 de mayo se celebró la fiesta destinada a la presentación del First Kiss. Esa noche, Jota obligó a Manuel a comunicar que se marchaba de Somnia. Recordar lo vivido en esos meses fue más que suficiente para que aflorasen sentimientos de pena y melancolía, por lo que no fue extraño ver a Manuel algo más abatido y triste de lo habitual… Entre todo el bullicio, Jota aprovechó para envenenar el agua que Manuel iba a utilizar para rebajar la ginebra en el First Kiss. Todo estaba listo para que el propio Manuel se preparase el brebaje que terminase con su vida, pero al ver a Manuel preparar el cóctel, Jota observó cómo aquella agua envenenada se evaporaba del cóctel al darle Manuel un flameado final… Jota tuvo que improvisar otro modo de envenenarlo y, al ver una cajetilla de cigarrillos olvidada, esbozó una malvada sonrisa que nadie alcanzó a ver.  

 

Bien entrada la madrugada, con los últimos asistentes ya recogiendo sus cosas para despedir esa fantástica noche de fiesta, Jota vio su oportunidad. Recostados unos pocos en la puerta de Somnia, ofreció a Manuel un cigarrillo de despedida. Manuel Oroz, que sintió la nostalgia de esa imagen repetida de Buenos Aires, se lo fumó emocionado, entendiéndolo como símbolo de cordialidad para cerrar una etapa y de buenaventura para la que ahora empezaba. Todos se despidieron y Manuel se quedó solo en Somnia para recoger el local.

 

Pasados veinte minutos, el veneno empezó a hacer efecto. Manuel sintió un extraño mareo, seguido de un dolor punzante en la cabeza. Al cabo de unos segundos, notó que le fallaban las piernas y aguantó el equilibrio apoyándos en un taburete. Manuel empezóa a sentir una sensación de asfixia que no cesaba al desabrocharse los botones superiores de la camisa... Notó un sudor frío bajarle por la espalda... Haciendo un esfuerzo desesperado, intentó alcanzar su teléfono móvil sobre la barra del bar, pero el taburete donde se apoyaba cedió y se desplomó. Con sus últimos instantes de consciencia, oyó el chirrido de la puerta al abrirse y, con su último aliento, vio entrar a ese hombre de aspecto amigable y cálido que una vez le cambió la vida. Ese hombre que, sin embargo, ahora le miraba con un semblante frío e impasible.

 

Delante del cuerpo ya sin vida de Manuel Oroz, Jota simuló con apuro un suicidio. Con una soga, colgó a Manuel Oroz del cuello en la sala bajo el tiovivo. Seguidamente, escribió con prisa una nota de suicido que guardó en la cartera de Manuel. Jota no podía entretenerse, pues para no ser descubierto debía marcharse del local antes de que alguien llegase para abrir Somnia a la mañana siguiente. Esos apuros hicieron que Jota no pudiese eliminar todas las pruebas, pruebas que, si habéis prestado mucha atención de principio a fin, os habrán ayudado a reconstruir ¿Qué pasó el 21 de Mayo?, a saber ¿Quién es Manuel Oroz? y a descubrir ¿Quién es el culpable?

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